Qué es el duelo

En ninguna otra situación como en el duelo, el dolor producido es TOTAL; es un dolor biológico (duele el cuerpo), psicológico (duele la personalidad), social (duele la sociedad y su forma de ser), familiar (duele el dolor de los otros), y espiritual (duele el alma)”. J. Montolla

La palabra duelo proviene del latón dolos, “dolor”, es la respuesta a una pérdida o separación. Es una respuesta normal y natural, y necesaria. Personal y único, cada persona lo experimenta a su modo; sin embargo, produce reacciones generales y comunes.

Por duelo se entiende: “La sensación de pérdida sin posibilidad de recuperación, fallecimientos, pérdida de la salud, del trabajo…”, por lo tanto, las emociones y sentimientos que se producen como consecuencia de la pérdida de un ser querido son muy similares a las que podemos tener, por ejemplo, ante un divorcio o en la pérdida de una relación laboral.

Es una experiencia global, que afecta a la persona en seis ámbitos: psicológico, emotivo, mental, social, físico y espiritual. Es un proceso durante el cual se atraviesan diferentes etapas, un trabajo que debe realizar el doliente. El duelo, elaborado de manera natural, necesita siempre de ayudas externas (sociales, personales, profesionales…).

Asimismo, el duelo es una experiencia contradictoria, porque supone al doliente una posibilidad de maduración, de aprendizaje de cara al futuro y, al mismo tiempo, también puede suponer un riesgo.

  • Posibilidad de aprendizaje: puede madurar ante la pérdida. Hay que adaptarse y volver a vivir de manera sana, pero donde ese ser querido nunca más estará. Aprende a convivir con los recuerdos y se fortalecen los aspectos psicológicos y personales.
  • Posibilidad de riesgo: sucedería al ser incapaz de salir del duelo, hacer un duelo incompleto o mal elaborado, no llegando a superar la pérdida. Requerirá de tratamiento psicológico.

Tipos de pérdida por las que podemos atravesar un duelo.

Las pérdidas, sean del tipo que sean, siempre conllevan la carga de superación del duelo en mayor o menor intensidad y con mayor o menor posibilidad de recuperación y de sustitución. Pero, para superarlo hay que pasar por él. ¿Quién no ha perdido sencillamente un amor?

La muerte de un ser querido es una pérdida de mayor rango que cualquier otra y se diferencia de las demás por dos características: a) la intensidad de los sentimientos y,

  1. la irreversibilidad y lo definitivo de la muerte.

Siguiendo a Arnaldo Pangrazzi, a lo largo de la vida el ser humano está continuamente sufriendo pérdidas, nos encontramos constantemente atravesando los ciclos de duelo. El autor las definió como “pérdidas continuas” y en líneas generales se pueden diferenciar los siguientes tipos de pérdidas:

  1. Pérdidas por fallecimiento. La pérdida de un ser querido es la principal causa de estrés en todo el muerdo. El tipo de fallecimiento, la manera como se ha actuado con él antes de morir, los asuntos pendientes, el parentesco… determinarán la respuesta que el doliente tendrá ante este tipo de pérdida.
  1. Pérdidas sentimentales. Se incluyen los siguientes subtipos:
    1. Amorosa: divorcios, separaciones, noviazgos, etc., pueden llegar a causar graves estragos en la vida, afectando fuertemente a los valores, creencias, autoestima, rendimiento laboral y sensación de vacío.
    2. Relaciones familiares: entre hermanos, o como durante las enfermedades crónicas como el Alzheimer.
    3. Amistades: con los amigos más cercanos, o los que creíamos con ellos, también suponen al doliente sensaciones propias del duelo como desconfianza, frustración, soledad.
  1. Pérdidas materiales. Derrumbes, despidos, cambios de trabajo, cambios de ciudad de residencia, negocios fracasados… Suponen también pasar por el ciclo del duelo: sueños rotos, futuro incierto, búsqueda de culpables… Reacciones normales dentro del proceso de duelo.
  2. Pérdidas vitales. Serían aquellas pérdidas fruto del paso de la vida y que inevitablemente cierran una etapa vital. La menopausia, la jubilación, el síndrome del nido… Todo supone un reajuste en la vida social, familiar, laboral de las personas; por lo tanto, supone el inicio de un ciclo de duelo.

¿Cómo es el duelo?, ¿Qué necesita una persona doliente?

En la siguiente tabla se muestran las etapas, síntomas y ayuda del proceso de duelo. Para ello, se sigue los estudios de la Doctora suiza Elisabeth Klüber Ross, destacada por su dedicación a la atención de los enfermos terminales y a sus familias. Y, a su vez, ha publicado numerosos libros que han sido el punto de referencia en el estudio de los procesos y de las fases del duelo

FASES SÍNTOMAS CÓMO AYUDAR


Negación

No, no es verdad! Parece que le veo.Estoy como en una nube.

No forzar la aceptación, dejar que marque su ritmo.Contestar preguntas de manera realista.Estar a su disposición.
Ira¡Por qué a mí!¡Nadie me comprende!¡No sabes cómo me siento! Sentimiento de injusticia.Facilitar la expresión de la ira. No responder a sus enfados.
Culpa¡Si me hubiera enterado antes de la enfermedad…!¡Si no le hubiera gritado…!¡Si hubiera actuado de otra manera…!Ayuda para comprender y manejar sentimientos.Aportar respeto y escucha.
DepresiónLa muerte se hace más consciente.La realidad comienza a imponerse. Asuntos pendientes.Objetivos no alcanzados en la vida.Descubrir las causas de la depresión.Respetar momentos de soledad.
AceptaciónResignación ante la muerte, no estoy ni deprimido ni animado. Debo seguir adelante.Reforzar las actitudes positivas. No forzar, plantearle actividades.
Reinserción¡Comienzo a vivir! Parece que le veo.Estoy como en una nubeAvisar de posibles recaídas.

No hay recetas que permitan aliviar el dolor, pero existen algunos recursos que ayudan a vivir el proceso conscientemente y permiten superar las distintas etapas, evitando la aparición de comportamientos patológicos.

El acompañamiento psicosocial evita el duelo complicado y el duelo crónico, ambos asociados a trastornos de ansiedad y depresión así como el abuso de drogas o fármacos.

Al normalizar la experiencia de la muerte, se ven reducidos los niveles de ansiedad y se encuentran una explicación a las respuestas fisiológicas, cognitivas, motoras y emocionales características del duelo.

El trabajo en duelo mejora la sintomatología depresiva y ansiosa de las personas fortaleciendo la autoestima y su capacidad de afrontamiento.

Pequeños consejos prácticos para afrontar mejor el duelo

  • Si le cuesta dormir donde dormía con el fallecido, puede ser buena idea cambiar los muebles de sitio.
  • Deshacerse poco a poco de los objetos y de la ropa del ser querido.
  • Crear un álbum con las fotos más significativas de su vida, las que mejor simbolicen la vida en común. El resto se guardan en otro lugar.
  • Plantearse un solo objetivo a cumplir por mes. Aunque pueda parecerle pequeño; cualquier paso que logre dar será un gran camino recorrido hacia su bienestar.
  • Escribir listas de los momentos mejores y peores vividos con el ser querido. Sin hacer juicios, tan sólo describiendo los momentos.
  • Escribir una carta de despedida en la que se mezclen sentimientos de amor y de reproche, en la cual se evite la idealización y se entremezclen sentimientos.
  • Seleccionar cinco objetos personales cargados de emoción y hacer una pequeña redacción sobre por qué esos objetos son especiales para él. Después se guardan en un pequeño recipiente o en una caja.
  • Si tiene miedo de habituarse al nuevo ambiente sin él, se puede plantear pequeñas metas, como: “Hoy me quedo una mañana, mañana me quedo una tarde y la próxima semana el día entero”.
  • SI los pensamientos le perturban más de lo normal, se le puede pedir que escriba uno de ellos en una hoja, solo uno. A continuación durante cinco minutos debe pensar en ese problema y solo en ese (puede ponerse una alarma). Podrá observar que es muy difícil pensar cinco minutos en un mismo problema
  • Imaginarse que por un momento la persona fallecida está delante y le habla mientras él permanece callado. Pensar qué le diría sobre su situación actual y cómo le gustaría que siguiera su camino.

Autora: Mónica Carmena